Los días son más cortos, oscuros y fríos. Hace tiempo que estás estresado en el trabajo y no tienes tiempo de comer bien. Probablemente hayas estado comiendo fuera casi a diario. Todo lo que necesitas es una cena agradable en casa con tus seres queridos y la mesa llena de platos familiares y reconfortantes.
La cocina es mucho más que alimentación y nutrición. Nutrimos nuestros cuerpos lo mejor que podemos, pero no hay que olvidarse del alma. La comida reconfortante nos recuerda los tiempos felices de la infancia, cuando nos sentíamos seguros y cuidados. En la mesa familiar, los platos eran predecibles y reconfortantes. Nada especial, solo platos sustanciosos que los padres elegían porque les resultaba fácil prepararlos y porque estaban seguros de que, hasta el más quisquilloso de la casa, se los acabaría.
Cuando hace frío, o cuando no es tu día, nada mejor que comer un guiso contundente, un buen plato de pasta al horno o una sopa reconfortante. Al llegar a casa en un día lluvioso, encontrar una comida caliente en la mesa es todo un alivio. Varios platos en uno con sabores que se funden en una rica salsa, o una bandeja de pasta al horno cubierta por una deliciosa y crujiente capa de queso; esto es lo que uno necesita para levantar el ánimo y aplacar el estrés.
Y no te olvides del postre y el desayuno. Con un arroz con leche, unas natillas, unas galletas de avena o un crumble de fruta, tus invitados se sentirán a gusto con la vida…
Si quieres encontrar los sabores con los que creciste, haz búsquedas utilizando palabras clave como “caldo”, “guisado” o “flan”. Puedes restringir la búsqueda limitando el tiempo: “activo” o “total”. Al fin y al cabo, el cocinero también tiene derecho a disfrutar de la comodidad de pasar poco tiempo en la cocina. Y si la receta no es exactamente igual que la de tu madre, seguro que se parecerá mucho y que te encantará. También la puedes adaptar a tus preferencias añadiendo el ingrediente secreto de tu familia. Hazla como a ti te guste.
Si tienes ganas de descubrir cosas nuevas, prueba los platos reconfortantes de otras culturas. Después de servirlos unas cuantas veces, tu familia acabará asociándolos a su hogar. En dos días sentirán nostalgia por tu versión casera de las empanadas chinas, el risotto de setas o el estofado de carne.