Las fiestas han llegado a su fin y ya tienes tu lista de nuevos propósitos. Otra vez. En el fondo sabes que es muy probable que, pese a tener la mejor de las intenciones, en febrero todavía estés lejos de lograr tus objetivos.
Antes que nada, respira hondo. Puede que te lleve un poco de tiempo, pero puedes hacerlo. Esto es un proceso largo, un viaje, y por el camino aprenderás un montón sobre la comida y tus propios hábitos.
¿Cuál es tu meta? ¿Estar sano y en forma, o simplemente perder peso? Ambos objetivos están relacionados, pero el peso que se pierde demasiado rápido o como consecuencia de una dieta no equilibrada, se puede volver en tu contra. Si te centras en la salud, es más probable que consigas resultados a largo plazo.
Planifica la actividad física. Siendo realista, ¿cuántas horas puedes dedicarle al ejercicio en tu día a día? Si puedes salir a correr o ir al gimnasio, genial. Si te cuesta, recuerda que cualquier actividad física que hagas de más, es buena. Camina o ve en bicicleta siempre que puedas, y ten en cuenta el tiempo que te lleva a la hora de organizarte la agenda.
Planifica las comidas. ¿Sueles comer fuera? Intenta preparar y envasar comida durante el fin de semana para asegurarte de comer bien entre semana.
No siempre puedes controlar lo que comes, y es probable que tampoco quieras hacerlo. Ser espontáneo es una fuente de alegría, y a menos que vivas como un ermitaño, cada día te tentarán con comida que no te ayuda a lograr tus objetivos. Acepta que es posible que tu viaje no sea una línea recta directa hacia al éxito, sino que te desvíes de vez en cuando.
Uno de los mayores retos asociados al cambio de hábitos alimenticios es ser consciente de lo que se come. Nuestro cerebro se inventa todo tipo de excusas. “Hoy me he portado bien. He comido una ensalada, así que esta noche puedo tomarme una rebanada de pastel.” Está bien, pero ¿no venía la ensalada con un aderezo contundente, una buena rebanada de pan y un vaso enorme de un jugo muy rico pero repleto de calorías?
No hay comida “buena” o “mala”, pero resulta muy útil ser consciente de lo que comes y de cómo lo haces. Come de forma consciente. Mantén los sentidos alerta mientras comes. Acábate la bolsa de papas fritas, solo si realmente te resulta placentero y acuérdate de equilibrarlo con una cena ligera. Una bebida dulce reconforta, pero también es comida, así que, siempre que puedas, aplaca la sed con agua. ¿Realmente tienes tanta hambre como para acabarte el pastel? Aunque quede un trozo muy pequeño, también puedes dejarlo para mañana. Guárdalo bien y mételo en el refrigerador. Tu “yo” del futuro lo agradecerá, y mucho.
Hay muchas formas de crear conciencia en torno a los hábitos de alimentación y ejercicio. Desde básculas inteligentes hasta aplicaciones para contar las calorías y medir la actividad física. Tienes a tu disposición todo tipo de tecnologías que te facilitan los datos que necesitas para entender cómo funciona tu cuerpo. Existen soluciones tecnológicas sencillas para, por ejemplo, llevar un diario de lo que comes y el ejercicio que haces, y también puedes realizar pequeñas meditaciones antes de comer para hacerlo con consciencia.
Para ayudarte a tomar decisiones que te permitan cumplir tus objetivos, las recetas de Cookidoo® vienen con información nutricional básica sobre las calorías y los macronutrientes presentes en cada porción. Puedes elegir las recetas en función de su valor nutritivo o calcular las porciones con conocimeinto. Sin embargo, ten siempre en mente que controlar la información nutricional es solo una parte de la historia. Nuestras recetas incluyen algo que no tiene precio para que tengas una vida más sana: comida de verdad, hecha por ti, con ingredientes naturales y sabores deliciosos. Cocina tus propios platos y estarás más cerca de llevar una vida saludable.